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Un sistema productivo a nuestra medida...

Un sistema productivo a nuestra medida...

El planteamiento biológico de los sistemas y la supervivencia en la propia adaptación al medio parte de la propia esencia del individuo.

En un país como España, en el que turismo, pesca, automovilismo... son las bases productivas, no existe sin embargo una personalidad definida. En estos tiempos de fútbol, sería como admitir que no tenemos personalidad en nuestro juego (y no estamos hablando de calidad).

Un país dedicado al ocio y a la admiración tiene que cuidarse de volverse feo o sucio, y también irrespirable, hay que dar goce a los sentidos, como lo hacen los grandes cocineros, las brisas marinas y el olor a cañas, el tacto cálido de la naturaleza, el frescor del agua, del mar, el sonido de los animales, del cántico de artistas y demás acogedores anfitriones, y la vista sublime, la arquitectura, el arte y la naturaleza, panorámica, macro...

Desplazarse en un tal entorno nos reclama de una automovilidad particular, fuera de ruidos cacofónicos, de olores infumables, de visiones terroríficas...

Posiblemente tengamos que especializarnos en la energía de recurso natural no contaminante, tanto para la vida como para la movilidad, la pesca, la fabricación... Pero también el producto culinario ha de estar protegido de lo polucionado, como las aguas, los ríos y demás... Los transportes, públicos y privados, los recursos naturales, la fauna y flora tienen que valerse por si mismos para ofrecer lo mejor de lo que se demanda sin dañar nada... Y ser los primeros en ello: los ríos de las ciudades depurados para dar playas en nuestros largos y calurosos veranos, depurados para pasear en barcas, a remos, velas, o quién sabe si motores eléctricos. Produciendo carga eléctrica del sol y del aire, de las mareas y del agua. Caballos pastando, animales paseando y dando sostenibilidad a todo. Puentes para la vida salvaje, sumisión de las vías de tránsito a las exigencias de la realidad biológica natural de nuestro entorno, zonas de exclusión para ser visitadas asépticamente y estudiar la vida en su entorno de recuperación, desalación de los mares crecientes para crear ríos en ese desierto que no se detiene, agua para navegar, para cultivar y bañarse, para recuperar vida y darle la vuelta a la dinámica aniquiladora de la sostenibilidad natural. Se trata de crear una personalidad productiva con afán de exportación a base de exaltación del renacer propio... Quizá recuperemos hasta los astilleros a golpes de macronaves de motor eléctrico, alimentados quizá por las mareas, por el sol y por los vientos... Soñar, soñar, utopía para los necios...

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