AIRE
Recién nacido, ciego pues no ve el líquido que antes era su mundo. Nos rodea desde entonces el color de la nada, el sabor de lo que no sabe, y lo invisible que nos hace respirar. Fuente de las flores, de las yedras y los árboles, vaho de los cultivos, del plancton y de los ríos. Ese líquido en el que tantas veces soñamos flotar, el paraíso terrenal de los pájaros, de los insectos voladores y de los murciélagos. Caldo de pólenes volátiles, de virus y de arcos multicolores. Panza de las nubes, de la arena y habitáculo de la lluvia en transición, expositor de copos y estrellas, espejo de la luna, reino del sol, dominio de las aguas... Ahora señorío del desecho tóxico humano... Nuestro baño hasta la eternidad, cobijo del tic-tac, secantes de luz te muestran, mares, aguas y tierras, no hay sierra que te corte ni hielo que te endurezca... La armonía del silencio, la belleza de la transparencia, la discreción de lo ineludible, de lo necesario y de lo esencial... Prevalecerás, así te omitan por no poder verte...
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