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sistema productivo

bio-basura : análisis sintético

Miles de toneladas diarias, la basura que se denominó la minería del siglo XXI está en plena fase productiva. Pero dónde están las compostadoras. Generadoras de energía, fertilizadoras de suelos, limpiadoras naturales y recicladoras… todo sigue parado. Sin embargo se propusieron hace ya millones de toneladas, y es que en este sentido también son de reposición continua.

La edificación y la canalización que padece tantísimos cambios desde hace años, y que generaron tantísima riqueza, no introdujeron las infraestructuras necesarias en sus nuevos engendros.

La desertificación por su parte no se detuvo. De hecho, en este período del que los científicos hablan como ciclo de lluvias, el desierto no se ha detenido.

El modelo productivo de materias primas de la ganadería, pesca y agricultura sigue surtiéndose de piensos, abonos y productos sintetizados, añadiendo un coste a la producción y restándole subsistencia natural y regeneración. Sin embargo la compostadora se presentó como un modelo más equilibrado en todos estos sentidos, pues retroalimenta suelos, fertiliza y hasta genera la energía propia para sus necesidades productivas…

No sé quién gana en esta detención absurda del desarrollo humano, sí sé quiénes perdemos y quienes pierden, pero ignoro qué se gana con este parón.

Un sistema productivo a nuestra medida...

Un sistema productivo a nuestra medida...

El planteamiento biológico de los sistemas y la supervivencia en la propia adaptación al medio parte de la propia esencia del individuo.

En un país como España, en el que turismo, pesca, automovilismo... son las bases productivas, no existe sin embargo una personalidad definida. En estos tiempos de fútbol, sería como admitir que no tenemos personalidad en nuestro juego (y no estamos hablando de calidad).

Un país dedicado al ocio y a la admiración tiene que cuidarse de volverse feo o sucio, y también irrespirable, hay que dar goce a los sentidos, como lo hacen los grandes cocineros, las brisas marinas y el olor a cañas, el tacto cálido de la naturaleza, el frescor del agua, del mar, el sonido de los animales, del cántico de artistas y demás acogedores anfitriones, y la vista sublime, la arquitectura, el arte y la naturaleza, panorámica, macro...

Desplazarse en un tal entorno nos reclama de una automovilidad particular, fuera de ruidos cacofónicos, de olores infumables, de visiones terroríficas...

Posiblemente tengamos que especializarnos en la energía de recurso natural no contaminante, tanto para la vida como para la movilidad, la pesca, la fabricación... Pero también el producto culinario ha de estar protegido de lo polucionado, como las aguas, los ríos y demás... Los transportes, públicos y privados, los recursos naturales, la fauna y flora tienen que valerse por si mismos para ofrecer lo mejor de lo que se demanda sin dañar nada... Y ser los primeros en ello: los ríos de las ciudades depurados para dar playas en nuestros largos y calurosos veranos, depurados para pasear en barcas, a remos, velas, o quién sabe si motores eléctricos. Produciendo carga eléctrica del sol y del aire, de las mareas y del agua. Caballos pastando, animales paseando y dando sostenibilidad a todo. Puentes para la vida salvaje, sumisión de las vías de tránsito a las exigencias de la realidad biológica natural de nuestro entorno, zonas de exclusión para ser visitadas asépticamente y estudiar la vida en su entorno de recuperación, desalación de los mares crecientes para crear ríos en ese desierto que no se detiene, agua para navegar, para cultivar y bañarse, para recuperar vida y darle la vuelta a la dinámica aniquiladora de la sostenibilidad natural. Se trata de crear una personalidad productiva con afán de exportación a base de exaltación del renacer propio... Quizá recuperemos hasta los astilleros a golpes de macronaves de motor eléctrico, alimentados quizá por las mareas, por el sol y por los vientos... Soñar, soñar, utopía para los necios...

y yo que soñé

Fue entonces cuando creí, y de eso sé poco, pues de creer... No creo, más tengo: convicciones. Pensé que gran suerte la mía, pertenecer a un entorno en el que todo quedaba por hacer y el potencial... había potencial. Recuerdo el paseo por Almería, con el desierto de tabernas alrededor de la autovía. Recuerdo pensar, lo que falta es agua, lo demás es cultivar. También me emocioné con una desaladora en Cabo de Gata y vi los molinos... Pensé que el agua desalada basta con subirla alta y dejarla correr hasta un nuevo lago en el interior, era idea de dar vida, era afán de ser dios... Biomanía, biosofía, y es que hacer de lo árido un vergel y del líquido sobrante su motor... Es como entrar en otra galaxia, en otro planeta "bioprobable" y hacerlo VIVO...

También soñé otra vez, aquellas causas perdidas, las absorvidas por el poder del dinero, qué mayor reto y función formadora hacer desde una universidad de avogados que su práctica. No pagados, claro está por dinero, impagables causas que quedan en saco roto por no poder competir con el ingreso continuo de sus actos ilegales, sino que pagados por la experiencia de todos los estudiantes, forjando con ello, sus notas, credenciales y aun más: eso olvidado de nuestros centros de estudio llamado "Prestigio formativo", o "reconocimiento académico"

Quién tuviera papel, limpio y tinta de sobra, para sobre él, escribir todo lo que del buen pensar convitiere en buena obra.

Soñé con centros de estudio científico cubriendo con su gestión de energía y de recursos hídricos las carencias de laboratorios de botánica, para una mejor producción, quién soñó como yo pastores del mar, haciendo de la captura un ejercicio controlado y sostenible en la cria y protección de los mares...

Yo soñé, y sólo un ratito, si tiempo y ganas de toda la noche contar tuviere, no quedan palabras que no citara en el eterno escrtio, pues soñar y pensar, no paré, ni pararé, pues hasta que no muere, el buen razonar está y los malos entendedores ni pueden... Sólo se dedican a mandar...

imaginar, soñar, crear

imaginar, soñar, crear

Imagino un paseo por la ladera del monte, cruzar en mi mirada ciervos, cabras monteses, quizá más abajo de los corzos, jabalís, quien sabe si lobos, armadillos, conejos y alguna liebre. Revoloteen repentinas perdices. Me contarán de zorros y linces, urogallos y tantos otros, algún martín pescador. Pero si al tráfico debemos la mayor extinción, habrá que  poner puentes para que crucen, y si a los ríos naturales, al cortarles el cauce en presas, les inventáramos ríos autopista, de truchas montantes, salmones y gulas, en su singular paraje recrear, como un parque acuático a lo vegetal... Para su contemplación y disfrute... Paraje natural. Recuerdo lanzar el anzuelo entre las rocas detrás de las cañas y sentir los toques. Zonas de exclusión de pesca... Y dar refugio a la fauna marina de nuestras costas, rodearlos de pasillos transparentes, para contemplar... Es cierto, mirar es de investigadores, mejor produzcan química para la construcción...

Cuando darle paso a la vida, recuperar y potenciar lo que era flora y la fauna españolas se convirtió en utopía empecé a odiar a los míos.

Alzar agua desalada para las cumbres de nuestros campos desertificados, canalizar su caída en tierra para su uso racional y recuperación paisajística. Usar cada fuente de la naturaleza para ganarle terreno al desierto que nos saluda desde el Sáhara Africano. Lanzar al mar las construcciones detenidas en las costas por mal uso y por abandono, allá dónde la falta de escondites para la fauna desertificaron el fondo marino. Excluir en zonas de recuperación de fondos toda actividad de furtiveo  y explotación industrial observándo y dando a observar. Crear vida como producción para que se investigue, recupere y extienda, hacerlo público permitiendo su contemplación controlada y guiada... Usar las huertas tradicionales para las hortalizas del lugar y temporada, recuperación de los mercados itinerantes de la producción propia... Controlar y seleccionar los productos de uso doméstico para asegurar la no difusión de productos nocivos para el medio ambiente, exigir la recuperación paisajística proporcinalmente a la destruida para cualquier tipo de actividad...

Y es que llegados a hoy, no basta con conservar, sino que se está haciendo vigente la necesidad de recuperar del medio, que es a fin de cuentas el que nos da de comer, pues el turista visita el medio y no la ruina.

Las ciudades se deterioran también, el smog no deja ver las torres de las catedrales, ni las de los castillos tan abundantes en esta península, también se deterioran los materiales con la corrosión de los gases... Quizá lo salváramos obligando a los visitantes de las ciudades históricas a que dejen sus vehículos productores de CO2 aparcados a las entradas de las ciudades, cambiárselos por vehículos eléctricos, solares, bicicletas o de tracción animal... Igual hasta ganábamos en oxígeno.

Todas estas cosas había una vez, cuando yo soñaba un sistema de producción al revés

 

El negocio de la contemplación

El negocio de la contemplación

Cuando el encanto, y nunca mejor dicho, de un país es su mayor baza productiva. Habrá que mantenerlo vistoso y bonito. Hablar de sistema productivo es entender el potencial y canalizarlo en su esencia pura. La función de un comercial, que es el intermediario, hoy lamentablemente obligado, entre el producto y el consumidor, éste se concentra en vender el mayor número de sus existencias. En nuestro caso, el de España, con una de las mayores proporciones productivas dedicadas al mercado del ocio y de la contemplación, ganamos en proporción al número de clientes, y no al número de elementos vendidos. Nuestro escaparate ha de ser todo lo amplio que se pueda, pues han de caber todos los posibles con la satisfacción igualada. Esto nos demuestra que la capacidad de recuperación productiva de un país como el nuestro reside en la capacidad de hacer de cada solar y construcción asolada o sin terminar, un parque, un paisaje con medios para atraversarlo y mostrarlo, una  playa limpia y virgen. De cada loma desertificada un vergel en la medida de sus posibilidades. Y atraer por lo que hay, sol y tranquilidad, fiesta y naturaleza... Si fiesta tenemos para lo que se puede asimilar, habrá que asimilar primero más demanda para ofrecer más fiesta, y si alojamiento está en proporción de lo que viene atraído, habrá que  atraer más para poderse plantear hacer más alojamiento, y si atraer es por sol, que más no podemos tener, naturaleza, que tenemos descuidada, gastronomía, cultura y tranquilidad, a explotar barbechos, a cuidar costas y si cabe ríos y montes, a hacer agua y más habrá, más cabrá que vengan más, sólo falta que lo pidan por sentirse atraídos...

Un comercial de cultura

Un país para la contemplación

Un país para la contemplación

Abro las ventanas orientadas al sur, y de las cumbres del Veleta y el Mulhacén, a la izquierda, amanece un astro que comprendo sea el todopoderoso de la civilización humana. Tiene rayos como frondosas barbas brillantes y es de luz. Los Naranjitos amargos chorrean de sombra las aceras emblanquecidas por esta iluminación de Andalucía, que necesita de flashes para neutralizarla. Los gorriones en pleno jolgorio, saludan el despertar mosquitero sabedores de que en breve el calor será pesado. Una brisa con olor a mercado de abastos y cancaneos de descargas en el infinito azul de nuestros peinados.

He despertado a los chiquillos y los he cargado en el coche dirección a la playa. Estamos de vacaciones. Por el camino almendros, olivos y ya llegando a la salida de las alpujarras, castaños... Nos invita a la parada el sol oblicuo aún, desayunito en Lanjarón, con café de aguas manantiales, que por el líquido, y no por la esencia, tan bien reconforta como ese pan de pueblo empapado en aceite de oliva y tomate de huerta soleada.

Las laderas de las montañas se iluminan con la verticalidad cada vez más inminente del que nos vino a llamar por el borde izquierdo de la ventana, esta mañana. Ahora las cumbres quedan atrás, puntas de la corona de esa vega y carriles de agua que serpentean monstruosos de ambos lados de las montañas. Valle, río, salto, barranco. Y en la cuna del Guadalfeo muriente, cristal corriente, agua enzarzada entre juncos, higueras y cañas, junto a tomateras, aguacates, bananeros y chirimoyos. Costa tropical.

Todo es precioso. Esa es la razón por la que todos atraídos nos dirigimos a este sur, incluso nosotros que del sur somos. Cuando la industria y el modelo productivo son: belleza, aire puro, panorámicas, bien estar, tranquilidad y prominente naturaleza. A la vista está lo que hay que cuidar. Lo que hay que explotar. Lo que tenemos que controlar... Pues los valles son bellos arbolados y ribereños, pero no urbanizados. Ya que las montañas son, campos de vida, fauna entre pinares, encinas, con los caprichos de zarzas y moreras, salpicados de prados y desagües naturales, pero no urbanizados y mucho menos, explotados vilmente, por campos de golf ni cementeras, que cementerio son de nuestro potencial y poderío. Y es que la costa de cañas y plantaciones tropicales deslumbra de belleza, las aguas ricas en peces y plantas son también para observarlas y no para matarlas con restos de fuel de absurdas embarcaciones contaminantes, propias de los principios del siglo XX, y ni mucho menos el recorte tangente, de las urbanizaciones feas, ni bonitas... La belleza natural es la que nos da de comer, y de agradecer es pues que de poco humo hemos de depender. La explotación de una industria como es la de la belleza paisajística y social, la callejera, montañera, costera y del descanso... Tiene como virtud y maravilla, que todos nos podemos dedicar a eso, y no a estropearla para buscarla lejos...

Revolución financiera

Si la injusticia y el abuso de los  gestores y administradores ha llevado en la historia a la revolución, se cambió el modelo de recolecta y caza por el de cosecha y domesticación. Si se cambió también la luz fuego, por la luz eléctrica, y del motor a vapor, por el de gasóleo. Y ya fue una revolución el transporte a motor respecto al de tiro animal, y todo esto está mucho más evolucionado que las finanzas. Es tiempo de jubilar a todos los conocedores e intelectuales administradores y teóricos de la finanza, pues su macroestructura, así cómo la del muro en 1989, tiene que caer. No valen sus métodos, ni vale su sistema. Que permanezcan como meros aportadores de respuestas a consultas, pero ni mucho menos, como estandartes ni cimientos de la nueva sociedad. Su modelo productivo ha fracasado. No en balde, pero sí en esencia. No se han resuelto las necesidades sociales, ni los requisitos de los derechos humanos, ni la subsistencia equilibrada de  la humanidad. Es hora de refinanciar recursos, y de controlar el modelo productivo y el mercado de bienes. Adiós Finantial Times.

Intermediarios, víctimas de la piratería y ladrones de la dignidad.

Hola, soy pepinero, en un invernadero de la costa del sol almeriense. Vuelvo con las manos sucias a casa. Quizá por eso mi trabajo vale menos. Vendo los frutos de mi dedicación a menos de 10 céntimos el kilo. Claro que para mi son gratis, faltaría más. El problema es que no producimos tomates. Así que para hacer un gazpacho, en temporada, claro, me cuesta más de 1€50 el kilo. Me lo dan en un supermercado. Son gente que no se mancha las manos... Quizá por eso ellos vendan un kilo por lo que nosotros ganamos con 15. Es cierto que nosotros vendemos el producto en cajas, y que el super nos lo vende en bandejas y envasados, no parecen salidos de la misma maceta...

Buenas, soy músico. Paso días componiendo. Tengo la fortuna de que a la gente le gusta escuchar, y eso me hace feliz, puedo vivir componiendo y cantando. Me pagan 1€ por cada CD, y una buena cantidad por cada concierto. También soy coleccionista de música y cuando compro los cds que me gustan suelo pagar más de 12€. Me han rebajado el ingreso por cd vendido, y es que con la crisis se ha vendido mucho menos. Sigo comprando cds, siempre por más de 12€.